Griegos, fútbol y la democracia 2.0

Llevo unos cuantos días dándole vueltas a un tema tan complejo e importante como es la política. Hace un tiempo que el pensar en política me deja una amarga sensación, la misma amarga sensación que me produce el mundo del fútbol. El fútbol de alta competición está absolutamente corrompido, se le ha perdido el respeto al juego y se ha convertido en un negocio. Y algo parecido creo que pasa en política, no existe respeto por este juego. Esto no solo es una crítica a los políticos españoles, también a los que decidimos mirar a otro lado y abrazar la dulce ignorancia para quitarnos el sabor amargo que deja la política. Típico es el «a mi ya me da igual si total van a hacer lo que quieran» y precisamente este es el pensamiento que da alas a que los políticos hagan lo que quieran. Es frustrante ver como toman decisiones por ti sin tú poder decir nada y es así como se ha querido, vivimos en una democracia representativa donde la única decisión que toma el conjunto de los españoles es a quién depositar la confianza durante cuatro años para que hagan lo que quieran. Y me pregunto ¿Es esto democracia? ¿que necesitemos representantes para que nos gobiernen implica que ellos no nos necesiten para gobernar?

La democracia como concepto surgió en la Grecia clásica alrededor del siglo V a.C. (ha llovido desde entonces). Por aquellos momentos los atenienses podían presumir de tener una democracia directa, es decir, los miembros del gobierno no eran elegidos, sino que eran ciudadanos que podían asistir cuando quisieran. Cualquier varón adulto que fuera ciudadano (quedaban excluidos de participar a las mujeres, esclavos) y mayor de 20 años podía participar, y era un deber hacerlo. Hemos heredado el sistema pero sin embargo ha perdido su parte fundamental, que todo el mundo decida. En esos tiempos las comunicaciones eran muy inferiores en cuanto a calidad de contenido, velocidad, distancia y facilidad  de transmisión, ejemplo de ello es el mito de la gesta del soldado griego Filipides, quien en el año 490 a.C. habría muerto de fatiga tras haber corrido unos 37 km desde Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército persa.  Y es por esto que en Atenas los ciudadanos tenían que encontrarse en físicamente en la asamblea para poder participar, si hubiesen contado con un método de comunicación mas ágil seguramente no hubiese sido necesario el estar presente en la asamblea para poder participar en ella. Hoy día la idea de correr 37 km para transmitir un mensaje puede parecer absurda, dado que lo hacemos constantemente de una forma casi inmediata a cualquier parte de la tierra (y fuera de ella).

El día 2 de febrero asistí con unos amigos al partido de mi equipo, el Betis (espero que los «palanganas» no dejéis de leer solo por ser del Betis). Para todo aquel que este algo informado sobre fútbol, sabrá como el equipo está pasando por una crisis que le ha llevado a ser último de la liga con diferencia. No son buenos tiempos para ser bético y reconozco que al igual que con la política he mirado a otro lado y he visto muy poco del Betis en esta temporada(tan poco que al ver la alineación no conocía a la mayoría). El fútbol es un espectáculo maravilloso, decenas de miles de personas se reúnen en un estadio para olvidarse de todas las diferencias que puedan tener fuera de las puertas y todos de unen con el mismo objetivo ver y animar a su equipo. Claro que con tan malos resultado ¿quién iba a animar a ese equipo? futbolistas que cobran mucho dinero y no dan resultados. Sin embargo allí estaban treinta y pico mil béticos animando a su equipo «manque pierda», incluso me dio coraje por el fanatismo ciego que mostraba gran parte del público.

Es fascinante cómo suena un estadio, todo el mundo es libre de hablar  y todos lo hacen. Aplauden buenas acciones y critican las malas. En especial destacaré una acción de Verdú, fue nefasta y el público no dudó en mostrar su enfado ¿qué provocó esto? Verdú en ese momento comenzó a esforzarse todo lo que pudo por desarrollar un buen juego y lo consiguió. La «asamblea» formada por todos los aficionados que estábamos en el campo había sido clara y resultó efectiva, pura democracia diciéndole a Verdú que no estábamos contentos con su forma de jugar.

Los representantes del beticismo en el juego (los jugadores) eran refrendados en cada acción. España al igual que el Betis, atraviesa una crisis el problema es que el partido que juega España lo hace a puerta cerrada. Los políticos se pasan el balón sin miedo a que la afición la tome con ellos, si Verdú mejoró su juego gracias a las críticas del publico ¿no podrían mejorar sus acciones los políticos dentro del terreno de juego si escuchasen las criticas del pueblo?

Hace un tiempo que mi madre me trajo un folleto con información sobre un concurso de mi localidad donde pedían ideas que pudiesen mejorar el municipio. Y esto es lo que he presentado: 

Al final el Betis ganó 2-0, dando más esperanzas a salvarse del descenso. Y el público fue claro con los jugadores: «¡sí se puede!».  La democracia, al igual que la permanencia de mi equipo, se puede salvar. Se debe salvar, caer en fanatismos donde el pensamiento crítico este castigado es uno de los peores errores que puede cometer una población, por eso creo que sí se puede vivir en un mundo mejor. Un mundo donde todo el mundo pueda opinar libremente y donde el acceso a la política no sea exclusivo a los profesionales.

Para terminar tomaré prestadas unas palabras de John Lennon:

You may say I’m a dreamer
But I’m not the only one
I hope someday you will join us
And the world will be as one

(podrías decir que soy un soñador

pero no soy el único

espero que algún día te unas a nosotros

y el mundo vivirá como uno)